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15/9/12

La foto obligada en Corinto: el Canal.

Sin mucho madrugar salimos de Elafonisi con dirección a Chania para ir iniciando el regreso. ¿Pero, cuando hemos dejado de ir y hemos empezado a regresar?
 

Más ejemplos de circulación creativa. 

En Xania enredamos sin casco y nos encontramos a este debajo de la GS.

Julián prácticamente se lo mete en el bolsillo gracias a unas raspas de anchoa.




Embarcamos en Xania por la noche y nos sorprendió la cantidad de aviones militares aterrizando y despegando en Soudabas. Me acuerdo todo el rato del post del foro donde hablaban de cómo se atan las motos en los ferris. A alguno le habría dado un patatús viendo este lacito.

Pasamos la noche durmiendo y desembarcamos en el continente a las 5:30: entre el madrugón y el despiste con el que sale uno de los barcos no sé quién soy. Mis colegas de casa no se lo van a creer.
 

Antes de nada, dos desayunos (para mi sola), en uno de los cafés en la acera, ya fuera del puerto. Hay que saber tomar el café griego, es como fumar en pipa: como apures la has liado.

Se trata de ir a Corinto. Elegimos la secundaria (antigua carretera nacional que discurre junto al mar) e intentamos ir un poco ligeritos por si pudiéramos esquivar la tormenta que nos acecha desde el oeste.

Las afueras de Atenas están un poco sucias y descuidadas, con montones de basura que parece que se te va a subir a las piernas si te detienes.

Afortunadamente el amanecer hace que todo sea más bonito, basura incluída. Me asombro a mi misma por estar rodando a las 6:30 de la madrugada y llevo ya una hora!!

Divino el paseo al borde del mar con las sombras largas del reciente amanecer. Justo entonces se pone a llover, pero no tanto como para no poder continuar.
 

En algunos tramos, la montaña se deshace por la lluvia y cae al asfalto, también hay balsas de agua, pero por lo demás, bien :P

 

Foto obligada: en el fondo me alegro de que esté lloviendo. De otro modo habría pasado de esperar a que el resto de turistas me dejaran hacer la foto. Hoy estábamos solitos. Mira qué estrecho.

Resguardados de la lluvia en el área de servicio cercana, montones de autobuses dejan que los turistas se alivien. En estas que otra mujer y yo invadimos el baño de los tíos. Debe ser que allí no es tan común (vosotrAs me entendéis, verdad?)

Quemando uno de los pueblitos...


Nos dirigimos por el interior hacia el sur, hacia Argos, para alcanzar de nuevo la costa este del Peloponeso.

Con el mono de lluvia, vengo en son de paz.

Igualito que en el pantano de la Peña.

Como si lleváramos katiuskas, mola salpicar en los charcos.

Llegamos a un sitio très chic: Nafplio, donde nos reciben con honores militares y personalidades y todo. Dato curioso: Alguno de los políticos llegó en bici.

Me colé en la ceremonia, claro.

Lo que te digo: très chic, el yate y la pequeña isla en medio de la bahía.

Guardamos los trajes de agua y bordemaos la costa, donde cultivan mejillones, hacia el sur.



El mapa del Peloponeso parece una mano de dibujo animado con cuatro dedos, nos llevaría mucho tiempo recorrer toda la costa y para evitarlo nos saltamos el dedo índice.

Así que nos dirigimos hacia el interior por Leonidio, atajando "hacia el dedo medio". En lo alto, monasterio.

Mira qué pequeña se ve la carretera que vamos dejando detrás.

Cómo no, si está alto: monasterio.

Cruzando las montañas Parnonas: serpentinas!!!.

Las alturas son inconmensurables. Huele a resina y a eucalipto.

Paramos a comer en Kosmas, a las 14:30 hora local. Las hierbas aromáticas que inundan estas tierras y las especias, que los griegos usan muy bien, dan un sabor genial al cordero.

Entre gargantas con rios de piedras, los desfiladeros traen a ratos, desde muy lejos, los sonidos de los motores de los coches que circulan por aquí.

Y entonces volvemos ganar el mar.



En esta costa huele a pez, pero a escamas de pez.


Creo que vi un fenec que ya fue la coña de todo el viaje. Y qué se atropella por aquí? Tejones, tortugas... a esta le dio tiempo.

Este barco lo habíamos visto desde Google Earth cuando preparamos el viaje.


Según entramos en Gythio una mujer nos hace señas desde un balcón, indicándonos que dispone de alojamiento en su casa. Probamos suerte y acertamos.
Por 30€ nos hospedamos en este apartamento con vistas a los cruceros que recalan en la bahía - no pueden atracar, que no caben en el puerto - a los que se asciende por unas estrechas escaleritas. Todo el pueblo está en vertical. Después de cenar un delicioso pez grande tipo dorada mientras alimentamos con pan a los tiburoncillos y de que el camarero nos informe de cómo quedó el Zaragoza contra Granada, mira por dónde nos encontramos aquí de nuevo a Chris y Sra., que flipan cuando Julián les enseña las fotos que hizo de su mini Hummer en el puerto de Ancona.

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